Si amenaza con renunciar, tenga presente que le pueden tomar la palabra
Yo sabía que no quería irse, estaba haciendo una rabieta.
En mi vida laboral he trabajado con mucha gente, muchos que hablan claro y plantean sus condiciones y otros a los que les cuesta mucho ser directos y transparentes.
Estas personas que no hablan directamente, muchas veces no logran plantear sus argumentos con franqueza y utilizan la estrategia de amenazar con poner la renuncia e irse, si uno no les concede ciertas condiciones.
Recuerdo el caso un gerente que tuve, en dos ocasiones me había amenazado con irse, y en ambos caso logró lo que quería. Para mi desgracia, pasaba por momentos en los que su trabajo era clave para la empresa y traer a otra persona de afuera habría sido muy complicado.
Sin embargo, en una tercera ocasión hizo lo mismo, a lo que le respondí: “Muchas gracias por la carta de renuncia”. Yo sabía que no quería irse, estaba haciendo una rabieta.
Al día siguiente a las ocho de la mañana convoqué una reunión de urgencia con las personas a su cargo (sin la participación del gerente) y les comenté que su jefe había renunciado, que le agradecíamos mucho su trabajo y que ya estábamos buscando un reemplazo.
Después de la reunión, el gerente vino a mi oficina furioso, a reclamarme el por qué le había comunicado a su personal que se iba.
Yo le dije que quería hablar claramente con la gente, que vieran que la sustitución iba a ser ordenada y que no hubiera malos entendidos.
No le quedó más que irse como había puesto en la nota.
Muchas veces el empleador puede estar contra las cuerdas, y después de una amenaza como esta usted podría obtener lo que quiere, pero tenga cuidado, esto es como jugar con fuego, se puede quemar. Si pone la carta de renuncia en la mesa, puede ser que se la acepten y que pierda su trabajo.
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